Estamos tan pervertidos, que la inhabilidad de lo ingenuo nos parece el sumum del arte... Oliverio Girondo

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miércoles, 16 de abril de 2008


Tenemos tanto en que pensar, tenemos tanto por lo que sufrir, tenemos perros, drogas, súbditos y hermosas musas con las que soñar. Y si tuvieramos mucho mas de que lo que necesitamos, para que existirían las lagrimas, para que los hombros en los que apoyarnos, para que los dedos que tocaran esas lagrimas y peor aún, para que existirian los pañuelos?
Tenemos tantas pelusas en los bolsillos que ni ganas de sacarlas me dan, ni mucho menos de tirarlas a la basura, si alguna vez trate de sacar alguna, que no quepa duda que ni por casualidad tuve intención de ponerla en su lugar, siempre cayendo al suelo las muy descaradas, siempre viviendo de mis bolsillos, fagocitandose a mis jeans, como parásitos de perro... Digo, porque las pelusas no se elijen, o si? alguien me puede asegurar con toda seguridad que eligió alguna vez una pelusa? yo saqué una ayer, del bolsillo trasero de unos que me había puesto la noche que la dejé, la noche en que no hubo nada mas interesante que darle un home run en las pompis, la llamé a su telefono, le rogué que viniese a mi cama, prendí luces coloradas, patchuli encendido y humeando, mi casa padecía un orden quasi femenino, perdón, el orden era femenino, femenino deveras, verdaderamente femenino, y un detalle que faltaba, la Krall sonando de fondo. Habrá pensado que suena para ella, en lo mas minimo, suena para mi, y por mi, me ayuda a relajarme, y me impide mentir, es como si tuviese alguien con un latigo que cada vez que atino a mentir, me dice que no lo haga con esa voz etérea, o por lo menos que lo haga por una causa nóble... En fin, o en principio, esa noche mentí por una causa nóble, no me importó para nada mentirle, es más, sonreí después de darle dos vueltas a la llave, inmediatamente estaba buscando asilo en algún que otro huequito que me habían dejado hacia unos meses, esos lugares en los que unos siempre encuentra un poquito de "sensibilidad"... Salteé un detalle importante, después de reprocharme el aroma a 60´s desorbitante, de "comentarme" que el capuccino que compré especialmente para ella nunca le gustó, y mientras de fondo se escuchaba "let´s fall in love", sacó de su bolsillo una alianza que no era de plata (yo lo sabía porque la habiamos comprado juntos y mi dedo anular cada dia estaba mas manchado), que decia en el interior "jetaime a la folie", hermosa expresión que ella habia escrito mal al momento de grabarla en la "plata", (nunca la perdoné por eso) y me la apoyó sobre la palma de mi mano, ni que fuera cannes, esa palma no la merecía, luego de eso el aro de algun metal de baja calidad salió despedido por el aire obviamente por acción de mis musculos, no tengo la mas minima idea a donde fué a parar porque nunca intenté buscarla. Después del insignificante episodio del anillito, la mire a los ojos, debo confesar que mi mirada oscilaba entre unos cinco centimetros de su escote y aproximadamente veinte de su cara, por si algo no quedó claro, mi hipotálamo se concentraba mas en su "piel" que en sus ojos, y lo unico que se me ocurrió preguntarle fue si quería que la luz permaneciera prendida, o debería apagarla, ese detalle quedá en mi, de mas está hablar de lo que pasó los siguientes 132 minutos... Al instante, ni siquiera intenté ayudarla luego de que me miró a los ojos, ella si me miró a los ojos, y me preguntó si lo que habiamos hecho hace 33 segundos habia sido tan "sobrenatural" como siempre, a lo que yo contesté que nunca habia dejado de ser así. En fin esa noche lo hice por una causa noble, como Diana me dijo, y además, nunca me gustó el patchouli, lo elegí especialmente para verla irritarse y huír cual perro del agua...
Ahora tendré que aprender a elegir las pelusas, para que no caigan insignificantemente, o no las vea huir inescrupulosas sin corpiños, y me remuerda la conciencia por eso...
(F.K.)